Vuelta al cole

Mi reino por una pista.

Hasta hace unas semanas, cuando se quería jugar un partido había que mirar entre las piedras para conseguir reunir a 10 jugadores. Era la época de los exámenes y todo el mundo te decía que no. Ahora que todo el mundo puede jugar, el problema es que hay que recorrer media Murcia para lograr encontrar una pista. Y si lo consigues puedes considerarte afortunado. Pues bien, este Lunes se repitió esta misma historia y al final fue imposible encontrar una pista libre. Así que nada, todo el mundo a Molina, aunque eso supusiera hacer un solo equipo para enfrentarse al del amigo de Nico. A pesar de que Pablo había ido a reservar la pista, decidió generosamente quedarse sin jugar para que el equipo tuviera solo cinco componentes. Así que a las 20:40 horas la escena era la siguiente: un Focus detenido en una calle de Molina junto al centro comercial La Vega. 5 personas en su interior. Fran, al que su doble condición de chofer y portero le garantiza un puesto en la convocatoria durante los próximos 20 años. Fidel, que se empeña en decir que esos dos hombres canosos que están en la acera de enfrente y que ni siquiera llevan ropa de deporte pueden ser los amigos de Nico. Ramón, que nos explicaba cual es el ritual que sigue antes de los partidos para luego correr mas ligero. Nico, que despues de haber llamado a casa de Fidel preguntando por Felipe, se empeñaba ahora en llamar Javi a Fran, y por último el Capitán Araña, que pese a no haber movido un dedo por jugar el partido, desplegó las alas y acabó convocado.

En ese momento Nico decidió salir del ambientado (en todos los sentidos) coche a localizar a su amigo, y cuando volvió a entrar lo hizo al grito de "¡Jav..Fran, sigue a ese Volkswagen Golf!. Bueno, a ese no, al que viene detrás. Bueno a ese tampoco, que no es un Golf. Al siguiente". Después de subir y bajar mas cuestas que en San Francisco se llegó al lugar del duelo, que resultó ser un colegio. A pesar de jugar en casa los molinenses solo se pusieron por delante en los primeros minutos. Luego el equipo capitalino, comandado por un espectacular Ramón le dio la vuelta al partido llegando a conseguir una ventaja de 4 goles. En ese momento todo el equipo funcionaba como un reloj, defendiendo a la perfección y saliendo a la contra, aunque en el ataque la conexión padre-hijo entre David y Nico no acababa de funcionar. Menos mal que Fidel estaba en plan asistente y suyos fueron los pases de los dos mejores goles. Uno de saque de banda a Ramón que, llegando en carrera, clavó en la porteria y otro un gran pase alto desde su campo que Nico voleó sin dejarla caer.

Pero, crecidos por la ventaja, los jugadores empezaron a hacerlo demasiado bonito y a desperdiciar ocasiones. Un 3 contra el portero en el que Ramón en lugar de dar el gol a Nico o David se puso a hacer ¡una vaselina! que se quedó corta. Otra jugada muy parecida de 2 contra el portero en la que Nico hizo otra corta vaselina en lugar de darle el gol a su hijo. Y el propio David que solo y a portería vacía debió sufrir un esguince mental y golpeo tan flojo que le sacarón el balón en la línea. Y entre tanto los de Molina empatando el partido con el portero-jugador y Fran volviendo a su estado natural (cabreado con la defensa). Menos mal que el equipo se repuso (aunque Ramón afirmaría después que "el partido siempre estuvo controlado"), y tras conseguir el gol que le ponía de nuevo en ventaja, vió como Fran logró (al fin) marcar desde su portería. Un último gol de los de Murcia hizo que el equipo contrario se diera finalmente por vencido y que, después de una hora y media, el partido terminase.