El germen de una rivalidad. Seamos sinceros. Antes de iniciarse el cuarto partido de la V Liga Sevale ninguno de nosotros habría calificado esta competición como excitante, emocionante, o interesante (vamos, que era un coñazo). Ya el anterior campeonato tuvo que ser finalizado de forma abrupta ante el poco interés provocado por la desigualdad de los equipos, o las cambiantes alineaciones repletas de jugadores poco habituales o incluso desconocidos (¿Carlos H?, ¿Toni?, ¿Ángel II? ¿Fadem?), algo que se repetiría al inicio de este campeonato que además se veía interrumpido por las fiestas de estas semanas o incluso suspendido en algún caso por falta de quórum (¿de qué?). La falta de identificación llegaba a tal extremo que los jugadores tenían que consultar antes del partido cual era su color de camiseta o quiénes eran sus compañeros de equipo, así que mas que un campeonato esto iba camino de volver a ser una simple sucesión de partidos. Pero este cuarto encuentro probablemente su