Adictos a la emoción Tengo que reconocer algo. Comienzo a estar preocupado. Resulta que me está empezando a gustar ver los partidos desde la banda. Ya sé que podría dedicar esa hora a cosas más productivas como drogarme, fundar un banco, o crear una nueva página web (en breve habrá noticias al respecto), pero esa mezcla de emoción, intensidad y buen juego, hace que al final me acabe quedando a verlos. Y cuando yo pensaba que el tercer partido del IV Trofeo McDonalds me ayudaría a desengancharme, sobre todo con ese inicio en el que los de azul se acercaron peligrosamente al límite de la vergüenza ajena, y con ese Kike que mancilló esa portería que durante tantos partidos he defendido, finalmente ni siquiera el 4-0 me hizo desistir. Pero es que sólo habían pasado 5 minutos, y por mucho que Los Pimentones estuvieran devorando a su rival por los pies, y que Jose pareciera un muro insuperable para los lejanos disparos telefónicos, con tres cuartos de hora por delante una desventa