XIV Trofeo McDonalds. Partido 8

Waiting for my man.

¿Qué tiene que ver Lou Reed con Ramón? ¿Que relación une a John Cale con Kike? ¿Y a Alberto con Andy Warhol? Y lo que os estaréis preguntando, ¿que tienen que ver estas cuestiones con el octavo partido del XIV Trofeo McDonalds?

No tan deprisa. ¿Sabíais que Los Prepago hicieron los 5 minutos más maravillosos que se hayan visto en mucho tiempo? Su arranque pareció el de otro lunes más, hasta que Carlos vapuleó a Ángel y animó a sus compañeros a convertirse también en genios. Cualquier empresa de demoliciones habría firmado un derribo tan rápido como el suyo (5-0), aunque la empresa seguramente habría verificado a continuación que no quedaba nada en pie. Porque en este caso ellos no lo hicieron y bajo los escombros quedaba vida.

Los Pimentones no estaban muertos, simplemente estaban esperando a su hombre, como decía la canción de la Velvet Underground, banda formada entre otros por Lou Red y John Cale, y cuyo primer disco produjo Andy Warhol, de ahí las comparaciones previas. Y el hombre que se echó el equipo a las espaldas en el aspecto goleador fue Don Mariano, mientras el resto de pimentoneros ayudaban a bajar de la nube a unos telefónicos que pese a verse casi atrapados (5-4, 6-5) parecían tener más vidas que un gato (y una delantera de lujo) y se mantenían siempre por delante.

Incluso consiguieron los azules una ventaja de tres goles que pudo haberle minado la moral a su rival, sobre todo la de un Kike que se autogoleó. Pero no lo hicieron, bajaron la cabeza solo para seguir aporreando la guitarra, al igual que la bajaba el señor Miñarro para seguir marcando, hasta 8 veces, desde todas las posiciones. Y así, casi en el último minuto, lograr el ansiado empate que sería definitivo (9-9) mientras seguía sonando la ya mencionada canción que, por cierto, pertenece al disco llamado...The Velvet Underground & Nico. Qué bien traído por mi parte, lástima que Nico fuera...una chica.

Incidencias.

Partido disputado el 29 de Septiembre de 2014 a las 20:00 por obra y gracia de Felipe. Y es que ante las dudas por el nubarrón que se acercaba a Murcia, el señor Sánchez (o señor Picazo a partir de ahora) dejó claro que se jugaría porque iba a llover a las 9. Y a esa hora exacta, comenzaron a caer las primeras gotas de lo que fue una gran tromba que dejó sin jugar a los de la siguiente hora, con gran pesar por nuestra par...ah, no, si esto no lo van a leer... con gran regocijo por nuestra parte, para que nos vamos a engañar.