XIV Trofeo McDonalds. Partido 6
Honor, horror y suerte.
El título de la crónica parece la trilogía de películas de algún director de cine gafapasta, ¿verdad?. Y lo cierto es que son innumerables las grandes películas que han tratado temas como el honor (El Padrino), el horror (Apocalypse Now) o la suerte (Match Point). Sin embargo, y pese a no alcanzar la duración de un largometraje, el sexto partido del XIV Trofeo McDonalds tuvo todos esos ingredientes en un mismo guión e incluso alguno más, como se verá en las incidencias.El horror era lo que se cernía sobre las cabezas de los jugadores telefónicos en los primeros minutos. Vale que Ángel se estrenaba tras dos meses sin competir, pero todos en general parecían jugar con las zapatillas cambiadas. Tantas imprecisiones podrían haberles costado muy caras a los prepaguianos, pero siempre mantuvieron una buena actitud defensiva y gracias a eso apenas pagaron con un gol (0-1) su mal inicio.
En cuanto el balón volvió a ser un amigo y no un enemigo para los azules, se produjo una esperable remontada que tampoco llegaría más allá de un gol de ventaja (2-1). Y es que practicando una de las mejores presiones que se han visto, los rojos cortocircuitaron las conexiones telefónicas de unos azules que se olvidaron de la portería rival y se conformaron con mantener una posesión lo más larga posible, esperando que amainara la tormenta.
Un imposible mantener esa raquítica ventaja teniendo en cuenta todo lo que quedaba, pero el tiempo pasaba sin que el trabajo pimentonero tuviera su recompensa. Hasta que la suerte quiso hacer justicia envenenando un disparo de Kike en los pies de Fidel, dejando un oportuno balón muerto a Edu dentro del área, o asignando a Carlos el papel de goleador de su puerta como castigo por haber marcado en la de un Ángel que tenía también a los palos de su lado (3-4). Quedaba tan poco tiempo (los de la siguiente hora estaban ya fuera) que los telefónicos no podían aspirar a ganar, pero si a salvar su honor con un empate. Y casi en la última jugada, y con portero-jugador, Felipe finalizaba una jugada colectiva y salvaba (4-4) el honor de los Prizzi...digo...de los Prepago.
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