IV Liga Sevale. Partido 4
The walking dead.
En todos los años que llevo haciendo crónicas de los partidos (hace dos días se cumplió el séptimo aniversario, por cierto) nunca me había resultado tan difícil escribir como en este cuarto partido de la IV Liga Sevale. Yo, que no sé lo que es el bloqueo del escritor (es lo bueno de no serlo), y que hasta he relatado encuentros que no he presenciado, ahora me veo incapaz de explicar un encuentro que he visto y además cómodamente desde la banda. ¿Cómo es posible?Pues porque sólo los participantes, o quizá ni ellos, puedan explicar en toda su magnitud una de esas debacles que no se olvidan. Quizá a alguno de los lectores le venga a la memoria ese histórico 0-12 en Puente Tocinos por aquello de que el equipo sin portero consiguió una goleada, pero no, éste lo supera en todos los extremos.
Y es que si en aquel partido el ocasional guardameta Peri se convirtió en estrella, en este, Paparaxotes, o habría que decir The Walking Dead, no obligo a hacer prácticamente una sola parada a los que se iban colocando en la portería oscura. Siendo atacados a paso zombi, los mandibuleros no tenían problema en robar y salir hacia las zonas libres que dejaba su rival, que en este caso eran todas. Y si además Ángel no había iniciado el partido de forma afortunada, el panorama era para echarse a llorar. O visto desde el otro lado, para aprovecharse de ello como hicieron Andrés y David principalmente.
Aún así, pese a que a Los Mandíbulas les salía todo, y pese al 6-0, el que esto escribe aún daba alguna oportunidad al equipo blanco, al fin y al cabo quedaba medio partido ante un equipo sin portero. Sin embargo David, desde dentro, me aseguraba que ese grupo de no-humanos que vagaba frente a él no tenía futuro. O en todo caso uno muy negro. Dio en el clavo. Felipe salió de la pista peleado con sus plantillas y para cuando regresó, el sobrino de Ángel había metido un golazo en su portería, Nico había hecho lo mismo en la siguiente jugada, y Kike casi también a continuación. Al menos Lipe no se equivocó y, tras 45 minutos, y ya con 9-0 en contra, anotó en la portería correcta. Por entonces aquello era ya un océano de ocasiones mandibuleras desperdiciadas (especialmente un Alberto que hizo la de Pelé), y la única duda era saber si al menos los blancos conseguirían marcar tantos goles en la meta contraria como habían marcado en la propia, algo que consiguió Nico batiendo a un David que hacía ya rato que había desconectado de ese hilarante simulacro de partido, que acabó en 12-2, y del que por suerte no quedaron imágenes registradas (y si alguien las tiene que las destruya).
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