II Copa Polonio. Partido 14

Real Onez no tuvo opción

Si Real Onez había hecho en alguna ocasión partidos lamentables, el de la jornada 14 se llevó la palma. En principio se preveía un partido equilibrado, pero qué demonios, a los cinco minutos Real Onez ya había encajado tres goles en tres fallos clamorosos de Jose atrás, que tuvo una actuación para olvidar. No fue el único que rindió a bajo nivel, había hasta 3 jugadores muy mermados en Real Onez: Peri, que seguía con su lesión de rodilla y le impedía chutar a portería con fuerza y realizar determinados pases y regates, Sergio, muy tocado de la garganta (ambos jugadores habían jugado además hora y media por la mañana y estaban muy cansados), y Ángel, que había jugado más de tres horas por la mañana. Si a todas estas circunstancias unimos que Real Onez jugó sin portero (cosa fundamental), y la excelente actuación de Alberto con un doble hat-trick, el resultado refleja bastante bien lo ocurrido. Un 5-0 para Deportivo Araña en la primera parte de partido quitó las pocas fuerzas que quedaban en Real Onez, y el equipo se vino abajo por completo, con la moral por los suelos. No se había visto tanta pasividad desde aquel partido de pretemporada en ese colegio de San Pedro en el que sólo un tal C.A. decía estar fresco.

Por su parte, Deportivo Araña supo aprovechar el estado decadente del rival e hizo su papel, con un Mariano que llevo la manija de su equipo, y un Alberto que estuvo inspiradísimo de cara a puerta, seis goles no se meten todos los días. David rindió por debajo de su nivel por un dolor en el cuello que le impedía girar la cabeza (como en un balón en largo por alto que le envío Mariano desde la defensa, al que David sólo pudo decir: “uff, no me mandéis por alto que no puedo mirar p’arriba”, lamentable). Peri, con sus 4 goles y echando el resto, intentó acercar a los suyos al empate pero sus goles fueron contrarrestados por los de Deportivo Araña.

El partido no tuvo más historia, justa victoria de Deportivo Araña ante un Real Onez al 40% y sin portero.

Crónica de Onez