XIX Trofeo McDonalds. Partido 3
Una demolición fallida.
En el tercer partido del XIX Trofeo McDonalds Los Prepago iban a iniciar una nueva andadura. Fidel dejaba su hueco en el equipo a un Pedro V que pasaba a ser jugador de la plantilla a tiempo completo, mientras Ángel elegía como jugador con el que alternarse cada quince días a un Andrés que, cuando llegó a la pista y vio quiénes eran sus compañeros, no dudó en colgarles el cartel de favoritos.Un cartel que no iba a molestar a unos blancos que, más que miembros de un equipo de fútbol, parecían socios de una empresa de demoliciones. Tomando todas las precauciones necesarias para que no les cayera ningún cascote en forma de gol, iniciaron la demolición del edificio pimentonero desde el minuto uno. Pedro causó la primera grieta en la fachada, y a partir de ahí el resto de operarios continuaron picando sobre la portería de Ángel sin descanso, a excepción de una breve pausa que Nico aprovechó para reivindicarse con un golazo marca de la casa.
Ese gol establecía un 2-1 que casi no tuvo ni tiempo de subir al marcador. Quince segundos después, Demoliciones Los Prepago continuaba haciendo añicos el partido y casi también el campeonato. A base de combinaciones, contraataques, y acciones individuales, los blancos elevaban el marcador hasta un 7-1 ante el cual Los Pimentones podían empezar a admitir que el partido estaba perdido, pero lo más preocupante de cara al campeonato es que los telefónicos parecían haber conformado una defensa infranqueable.
Se tambaleaba uno de los cimientos del edificio pimentonero, su famosa moral a prueba de terremotos, y llegaban los peores momentos de unos colorados que, pese a todo, no cayeron. El 7-2, que cualquier otro jugador hubiera considerado como el gol del honor, ellos lo consideraron el primer gol de la remontada, y Carrillo, ladrillo a ladrillo, y con la colaboración goleadora de Ramón, comenzó una reconstrucción que pilló sin recursos a unos prepaguianos que entraron en shock. Suerte que aún les quedaba pólvora como para conseguir un par de goles más, los que impidieron reconstruir por completo su edificio a unos pimentoneros que, sin embargo, lo dejaron suficientemente rehabilitado (9-7) como para esperar con ganas de revancha a unos telefónicos que ya no quieren volver a ver el cartel de favoritos ni en pintura.
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