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I SuperDuelo. Partido 4


Una hemorragia de goles le da el empate a Glóbulos Rojos.

Cuando tu equipo va perdiendo 4-0 y ves que al partido le queda un suspiro, cuando sabes que no es que estés jugando mal pero parece que los palos se diviertan desviando tus disparos. Cuando notas que tu rival no está haciendo el partido de su vida pero hasta le favorecen los goles en propia puerta. Cuando has aguantado casi medio partido sin portero porque al que llamaste se retrasa media hora y, por si fuera poco sabes que enfrente tienes un equipo experto en defender su portería. Cuando, en definitiva, tienes que remontar un resultado y el tiempo apremia, lo peor que te puede suceder es que uno de tus jugadores mande el balón fuera de la pista en un 'supuesto' disparo a puerta. Y si encima el muy #@!¬* va lo pincha en la única palmera que hay en 300 metros a la redonda, ya solo te queda irte a tu casa y esperar que tu suerte cambie para el próximo partido.

Pero mira por donde resulta que en ese momento aparece un individuo que aún conserva en su coche el ya legendario balón con el que antiguamente se jugaban los partidos, ese McDonalds medio destrozado que ni los mas viejos del lugar recuerdan cuando perdió su forma esférica. Ese balón ya jubilado que, al fin y al cabo, significaba una oportunidad para luchar por el partido. Así que, ya puestos, merecía la pena seguir intentándolo ¿no?. Pues a ello se pusieron los jugadores de Glóbulos Rojos con una ofensiva letal que desarboló por completo a los chicos de Circo Aragonés. Unos postreros minutos que no se parecieron en nada a los disputados anteriormente, porque el partido pre-pinchazo había comenzado con unos animosos jugadores rojos que, completando su quinteto con un jugador que pasaba por allí, ponían cerco a la portería rival. Pero eso sí, en meterla en la portería los blancos eran mas efectivos, y los goles fueron cayendo todos en el mismo sentido, unos goles que acabaron reforzando la confianza, y el juego, de los jugadores circenses.

Pero, cuando el partido parecía sentenciado y los aragonesistas parecían mas cómodos, llegó el incidente de la palmera y con ello unos últimos 15 minutos frenéticos. El 4-1 abrió la puerta a la esperanza roja y extrañamente provocó el despelote circense. Una barrera que dejaba pasar el balón, un portero que se metía el balón en su portería... y un estado de nervios impropio de un equipo experto en amarrar resultados. Y aunque con 4-4 apareció el salvador Pablo para, en apariencia, resolver el partido, el espíritu de los Glóbulos Rojos no iba a hundirse hasta el final. En el último suspiro, y en un rápido contraataque, Nico se plantaba solo ante Fran y le superaba con un disparo cruzado que,... ¡iba al palo!. Pero la suerte, definitivamente, había cambiado para los hematíes y tras rebotar en el poste la pelota, llegaba a los piés de ese desconocido jugador que, con una frialdad propia de quien no tenía ni idea de lo que allí se estaba jugando, levantaba la cabeza para ver llegar desesperadamente a Fran y a David corriendo para proteger su desguarnecida portería, volvía a bajar la vista hacia la pelota, y colocaba la misma justo donde ninguno de los dos podía llegar, logrando ese 5-5, que un minuto después sería definitivo, y que al fin y al cabo hacía justicia a lo visto en la cancha.

Incidencias.

Partido disputado el 31 de Octubre de 2008 a las 21:00 horas en la pista 12 del Barnés. Tras el infructuoso intento por parte de David de adelantar la hora de inicio debido a que tenía prisa, se determinó que el partido finalizara a las 10 en punto para que el Capitán Araña se fuera lo antes posible. Así que, dado que ya pasaban las 9 de la noche, había que comenzar a jugar lo antes posible. Pero, el problema era que el portero de Glóbulos Rojos no aparecía, y cuando ya pasaban 10 minutos sin noticias del mismo, se reclutó a un jugador que estaba en los alrededores y que, lógicamente fue invitado a seguir jugando cuando, casi media hora después, apareció el perdido guardameta, siendo justamente este desconocido 'fichaje' el autor del gol del empate.

Pero no se puede decir que el motivo de la remontada fuera el hecho de jugar con 6 jugadores. Habrá quien crea en el episodio del cambio de balón por el pinchazo del nuevo (dos semanitas tenía) en la palmera. Y alguno pensará que influyó el hecho de que esa noche se celebrara Halloween. Pero también esta la posibilidad de que la espectacular remontada tuviera origen en la premonitoria frase pronunciada por un Peri que acudió la pista como espectador tras su llegada desde Madrid. Las palabra que dirigió a Fran pocos minutos antes de la debacle fueron 'venga, vamos, que vas a acabar imbatido'. Unas palabras de aliento que, desgraciadamente, acabarían apareciendo durante toda la noche en las pesadillas sufridas por ese pobre portero que, seguirá soñando en ingresar algún día en el Olimpo de los guardametas imbatidos, ese paradisiaco lugar al que ya ascendió el propio Peri no hace mucho...


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