XI Trofeo McDonalds. Partido 7
Un campeón...¿con futuro?.
Un hombre con barba y encapuchado corre con una mochila a la espalda por la Avenida de Los Pinos...¿un miembro de Al Qaeda? No, es Kike Longueira, que se dirige ilusionado al único partido en el que una derrota le sabría casi mejor que una victoria. En ese mismo lugar, otro hombre adelanta con su vehículo al gallego y le viene una idea a la cabeza para comenzar su crónica...¿un periodista deportivo al que le han encargado un artículo sobre el Balón de Oro? No, es Francisco Martínez, que se encarga de algo mucho más importante, el séptimo partido del XI Trofeo McDonalds. Y a la misma vez, en su puesto de trabajo, un tercer hombre mira impaciente el reloj comprobando que, una vez más, no va a llegar a tiempo para cuando comience el partido que puede a dar el título a su equipo. ¿Nico?. Sí, este si que es Mariano Miñarro...Y es que no podía tener más alicientes el duelo que se iba a disputar. Una victoria separaba a Los Pimentones de lograr el campeonato, y no uno cualquiera, sino el último disputado con las alineaciones clásicas, las que conocemos de los dos últimos dos años y medio. Tras este torneo los equipos se reformarían mediante un sorteo que mas de un jugador telefónico anhelaba, aunque las mayores suspicacias se dirigieron hacia el que durante todo este tiempo ha estado recibiendo las acusaciones de topo, un Kike que para lo que le quedaba en el convento no dudó en ofrecerse para cubrir la vacante de Nico mientras éste llegaba, e incluso para hacer de portero si Ángel no venía.
Con estos precedentes los defensores del juego limpio y las casas de apuestas se habrían echado las manos a la cabeza, y más cuando en la primera jugada del partido Francisco lograba el 1-0. Pero el tongo no se produjo, los telefónicos empataron e hicieron todo lo posible por detener ese tandem letal formado por Carlos y Francisco, una correa de transmisión perfecta para un Nico que ya estaba en el campo haciendo de las suyas (3-1).
Entonces Los Prepago, como en la mítica escena de los Hermanos Marx, echaron todo lo que les quedaba como equipo en la caldera, convirtiendo en área de Ángel en zona de guerra. Emergió entonces la figura del guardameta para desquiciar a unos delanteros que tampoco tuvieron suerte con los palos. El 4-3 fue lo más cerca que estuvieron de prorrogar su andadura como equipo, ya que un par de contraataques rojos finiquitaron un campeonato que Los Pimentones se llevan por la puerta grande. ¡Enhorabuena!
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