V Trofeo McDonalds. Partido 6

Los Pimentones se cenan la moral de su enemigo.

Incredulidad, impotencia, desesperación..."¿Por qué, Señor? ¿Por qué?", como exhalaba esta alterada mujer que perfectamente podría haber sido la presidenta de Los Prepago a la finalización del sexto partido del V Trofeo McDonalds.

Un encuentro que puede haber sido la semilla de una nueva hegemonía, la de unos pimentoneros que parecen tenerle tomada la medida a su rival. Desordenar las piezas azules ya es un juego de niños para Ramón y los suyos, y así lo demostraron desde el inicio. Quizá si un brillante Jose no hubiera blocado a bocajarro la ocasión de Carlos para empatar a dos, el partido habría tomado otros derroteros, pero lo cierto es que ese fue el inicio del estirón rojo.

El 4-1 y el 6-2 (polémico por haber aprovechado los colorados la ley de la ventaja) fueron los siguientes capítulos de una historia cuyo final ya parecía escrito. Sin embargo la negación rematadora dio una tregua a los de azul, que se aprovecharon del desconcierto pimentonero sobre cuál era el marcador real, para situar un 6-5 con el que ni el más irredento fan del Capitán Araña habría soñado. Pero fue un espejismo que duró lo que tardaron Los Pimentones en presionar hasta lograr que la salida de balón de su rival se volviera más sucia que las lunas de mi coche tras la tormenta de arena del pasado Viernes.

Esto provocó un alud de goles que el alarde de dignidad prepaguiano no fue suficiente para detener, y así los desatados Nico, Felipe y compañia, ya dueños del partido, continuaron mordiendo hasta devastar la reducida moral de un equipo que, al finalizar el partido, hacía terapia de grupo en el suelo intentando averiguar el motivo de la debacle. Todo ello bajo la atenta mirada desde la valla de unos jugadores rojos que conocieron el año pasado esa sensación, y en cuyos rostros parecía asomar una sonrisa mientras que en sus mentes se repetía constamente una expresión: "cambio de ciclo".

Incidencias.

Partido disputado el 22 de Octubre de 2012 a las 20:00 horas en la pista 11 del Barnés. La depresión en el bando telefónico no sólo se extendió al post-partido, sino que en el post-post-partido, ya en los exteriores de las instalaciones, David se alegraba de no tener una cámara delante ante la que no habría dudado en ese momento en volver a rajar sobre todos y todo, incluido él mismo, mientras que Fidel amenazaba con desertar para que sus compañeros ficharan a alguien mejor, llegando incluso a ofrecerse al equipo de Ramón, el cual, obviamente rechazó la oferta ahora que ha logrado formar un equipo ganador que está a punto de tocar el título.