XVIII Trofeo McDonalds. Partido 8
Los Prepago no quieren aprobar en Septiembre.
¿Recordáis esa maravillosa sensación de aprobar todas las asignaturas en Julio? Mandar a paseo los libros durante dos meses, y olvidarse de repasar apuntes justo cuando todo el mundo parece de vacaciones, y cuando hasta levantar una ceja parece un esfuerzo. Pues ese plácido verano es el que querían lograr unos jugadores telefónicos que se presentaban a su penúltimo examen, el octavo partido del XVIII Trofeo McDonalds.En caso de superarlo con victoria, los prepaguianos tendrían el título a medio punto de distancia, pero para lograr esa victoria iban a tener que sudar mucho. Y no solo porque aquel iba a ser el partido más caluroso del año, sino porque los pimentoneros no solo no se arredraron por jugar una vez más sin guardameta, sino que incluso se adelantaron en el marcador. Fue un Nico que poco después volvería a marcar, en este caso para restablecer la igualdad en el encuentro (2-2).
El duelo era aún un melón sin abrir porque si bien es cierto que los telefónicos parecían favoritos y superaban la presión pimentonera como quien baja a por churros, luego no acababan de mojarlos en el chocolate de un rival que se encontraba la mar de cómodo en esta situación….hasta que llegó su minuto fatídico.
Quién sabe si por casualidad o por causalidad, pero el reposicionamiento de Felipe como guardameta devino en una ráfaga de goles telefónicos que dejaban herido de muerte al partido (5-2), más aún cuando Álvaro y compañía seguían haciendo todo lo posible para que su rival no cobrara vida. Fue ya con 7-2 cuando los oscuros empezaron a perdonar alguna que otra ocasión, y a conceder unos contraataques que casi les cuestan un suspenso. Dos goles de esta forma y otro con portero-jugador, dieron alas a los de Ramón y apretaron un resultado que, de no haber sido por el larguero, Nico podría haber colocado 7-6. Pero no fue así, y Álvaro aprovechó la siguiente jugada para elevar la nota de su equipo hasta un merecido notable, cerrando el duelo con ese 8-5 que convierte el próximo partido, el último de la temporada, en toda una final.
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