I Trofeo McDonalds. Partido 5

Un festín navideño con mucho pimentón.

Si estaba buscando ideas para el menú a servir en esta Nochebuena, y Google le ha llevado a esta página, no se preocupe. Aunque aparentemente sea una web futbolística podemos ayudarle. De hecho está usted leyendo la crónica del quinto partido de una competición llamada Trofeo McDonalds, un nombre totalmente culinario. Eso sí, si está buscando un menú equilibrado ya puede ir pinchando en la crucecita de la parte superior y cerrar el navegador, porque aquí vamos a detallar como cocinar un partido desequilibrado.

En primer lugar tomaremos un equipo competitivo y le añadiremos un jugador de calidad, como puede ser Jesús. Posteriormente, y con cuidado, extraeremos del equipo rival a su máximo goleador (David), colocándolo junto al pichichi de nuestra escuadra (Alberto), procurando que no se interfieran. Tras esto arrancaremos el horno a máxima potencia y veremos como rápidamente nuestro juego comienza a crecer hasta unos niveles considerables (6-0).

La lesión del portero rival nos asegurará la consistencia de nuestro plato, y ya sólo nos quedará esperar a que nuestros goleadores hagan su trabajo (David 6, Alberto 5), sin importar lo que pueda interferir el equipo rival. Con esto tendremos un menú que satisfará a todos los pimentoneros, ya que les dejará en el campeonato a sólo un punto de unos Prepago que, al menos, pueden decir que mantuvieron la dignidad en todo momento.

Incidencias.

Partido disputado el 19 de Diciembre de 2011 a las 20:00 horas en la pista 11 del Barnés. La nota curiosa es que durante el mismo prácticamente ningún jugador percibió que Fran estaba jugando cojo. Ni sus compañeros, a excepción de su hermano, ni dos rivales como David y Alberto, que le habían clavado 11 tantos, notaron nada especialmente extraño en sus paradas ("lo he visto un poco apático, pero nada más"), lo cual no dice mucho de su nivel habitual.

Aunque tampoco dice mucho del señor Baños el que al final del partido celebrase delante de sus compañeros el haberse ensañado con su habitual guardameta ("eso para que luego me grite en los partidos"), y que ni siquiera le perdonara el gol en una última acción ya sin defensas y con los jugadores de la siguiente hora entrando en la pista. ¿Se gesta una traición?