XII Trofeo McDonalds. Partido 4
Corre, bola, corre.
Corre, Lola, Corre es una película alemana de 1998 escrita y dirigida por Tom Tykwer y protagonizada por Franka Potente y Moritz Bleibtreu. Presenta tres veces un periodo de tiempo de veinte minutos en que la acción comienza igual, pero cada vez se dan ciertas diferencias de detalle que hacen que el final sea completamente diferente. Fue un éxito de taquilla en Alemania y obtuvo numerosos premios en todo el mundo. Ha sido muy bien valorada por la crítica y es un excelente ejemplo de ritmo cinematográfico.Y si alguno está pensando en el lamentable juego de palabras usado para titular la crónica, más lo es haber desperdiciado un párrafo en algo ajeno a ese tremebundo partido de fútbol que fue el cuarto del XII Trofeo McDonalds. Aunque en mi defensa diré que ese primer párrafo define no sólo la película, sino también, y entre líneas, como fue el encuentro. Potente, como el apellido de la actriz, un ejercicio de ritmo, como el argumento, y un no parar de correr, como el título (¡y tres periodos de veinte minutos!).
Casi se podría decir que Nico estaba aún presentando al resto de pimentones al compañero nuevo (o no tan nuevo, ya que David no olvida las caras a las que marca) cuando el resultado ya era de Álvaro 2 - Pimentones 0. A los telefónicos se les puso una cara de victoria que Nico y Francisco borraron de un plumazo con sus arrancadas letales (2-3). Hasta que David levantó la mano para reclamar que era su turno goleador, destacando como finalizador de las acciones de sus compañeros (especialmente recordada su doble pared con Álvaro en la línea de fondo) y logrando un hattrick que ayudaba a voltear la situación (4-6).
En un partido normal los blancos habrían cerrado líneas para jugar con el resultado, o los rojos habrían acusado el golpe de verse remontados pese a las grandes paradas de su portero. Pero esto no era un partido normal, sino uno de esos de ida y vuelta que los entrenadores odian y los espectadores aman. Como aman ver a un jugador echándose un equipo a las espaldas y logrando espectaculares goles de volea. Y no hablamos de Zidane, sino de un Francisco que contribuía con golazos como el del francés a la igualada de su equipo. Si en algún momento había existido, el favoritismo telefónico era ya un recuerdo del pasado. Quedaba poco tiempo y el nivel era tan alto que cualquiera podía convertirse en el protagonista del duelo. Como lo pudo ser un Nico que acabó topándose con Fran en unas cuantas ocasiones, y que casi acaba siendo el protagonista negativo al perder la cartera ante un Carlos que anotaba el casi definitivo 7-6. Lo arreglaría el señor Miñarro en el último minuto, robándosela a su vez a David para asistir, con toda la ventaja, a un Kike que con su gol arañó el primer resultado positivo del campeonato para los colorados.
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