XII Trofeo McDonalds. Partido 3
Hay días que es mejor quedarse en casa.
Muchos fueron los que el día en que se disputaba el tercer partido del XII Trofeo McDonalds pensaron que hubiera sido mejor quedarse en casa. Y no lo decimos ya por esa ciclogénesis explosiva cuyos vientos heladores quitaban las ganas de jugar al más pintado, sino por lo que ocurriría una vez que el balón echó a rodar por la pista.Al primero que le pasó ese pensamiento por la cabeza fue a Ángel, cuando metió la punta del pie para cortar un balón en profundidad a la misma vez que su guardameta abandonaba la portería para hacer exactamente lo mismo, lo que suponía el 0-1. Poco después Fran también pensó en irse a casa cuando Nico retrataba su salida fuera del área con un sombrerito que le dejaba en bandeja el segundo de la noche.
Y por si fuera poco las desgracias prepaguianas no quedaban ahí, y es que poco después el que no sólo de pensamiento, sino de hecho emprendía camino a casa era un acalambrado Fidel cuyo lesión en el gemelo apenas le daba para caminar. Lo único bueno para los blancos es que al menos a nivel futbolístico las cosas se empezaban a arreglar con dos goles rápidos (uno de ellos de penalti) que daban paso a un partido totalmente nuevo, uno en el que un Nico incapaz de superar a Fran empezaba a pensar que quizá también habría sido un buen día para quedarse en casa.
Porque los telefónicos eran un torbellino en el que Ángel, autor del tercero y asistente de tacón en el cuarto, estaba en estado de gracia. Aunque aún con el 4-2 había jugadores blancos, especialmente Álvaro, a los que se les pasaba por la cabeza la idea de marcharse cada vez que Ángel hacía una de esas inverosímiles paradas que mantenían el partido abierto a la espera de que llegara el gol rojo. Y al fin llegó, a falta de cinco minutos, y por mediación de Kike, pero fue rápidamente respondido y ya sólo hubo tiempo para el mayor "hoy era un buen día para quedarse en casa" de la noche, la lesión de un Edu que tras el toque de Ángel quedó con el tobillo como una bota. Una triste forma de acabar un partido que Los Prepago se llevaron por 5-3.
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