IV Trofeo McDonalds. Partido 3
Adictos a la emoción
Tengo que reconocer algo. Comienzo a estar preocupado. Resulta que me está empezando a gustar ver los partidos desde la banda. Ya sé que podría dedicar esa hora a cosas más productivas como drogarme, fundar un banco, o crear una nueva página web (en breve habrá noticias al respecto), pero esa mezcla de emoción, intensidad y buen juego, hace que al final me acabe quedando a verlos. Y cuando yo pensaba que el tercer partido del IV Trofeo McDonalds me ayudaría a desengancharme, sobre todo con ese inicio en el que los de azul se acercaron peligrosamente al límite de la vergüenza ajena, y con ese Kike que mancilló esa portería que durante tantos partidos he defendido, finalmente ni siquiera el 4-0 me hizo desistir.Pero es que sólo habían pasado 5 minutos, y por mucho que Los Pimentones estuvieran devorando a su rival por los pies, y que Jose pareciera un muro insuperable para los lejanos disparos telefónicos, con tres cuartos de hora por delante una desventaja de 4 goles aún era remontable. Y como si fuera un reloj suizo, el equipo de los que no habían hecho nada logró, además de detener la sangría, promediar una ocasión cada 5 minutos y un gol cada 10. Poca cosa, pero lo suficiente como para que el afortunado gol de Kike, y la obra de arte de un David que sentó a Jose al estilo Henry, determinaran que seguía habiendo partido a falta de 20 minutos (4-2)
Y aunque la fortuna decidió ponerle a Felipe un larguero en su camino cuando el tiro desde su campo parecía el gol de la tarde, luego le compensó poniéndole en medio un Berni que transformaría su desviado disparo en el gol de la tranquilidad. Una tranquilidad bastante breve, ya que en un minuto eléctrico Alfonso y Carlos marcaban (5-4), y daban paso a otro frenético minuto con llegadas en ambas áreas.
Los rojos seguían venciendo pero ya no eran los devoradores. Lo eran los de enfrente, con un portero jugador que acabaría dando sus frutos (5-5), y que daría paso a un mini-partido de 5 minutos en el que Felipe le daría media victoria a su equipo, pero en el que Kike reclamaría la otra media con un disparo cruzado memorable (memorable para él, ya que este cronista pensaba que ni siquiera había sido gol). Medio punto para cada equipo, y uno que no sabe si para el próximo partido calzarse las zapatillas o llevarse una cámara y empezar a grabar.
Comentarios
Porque se supone que hay partido, ¿no?