El Reencuentro

Es Viernes y pasan las 7 y media de la tarde. Acabo de terminar una larga semana laboral y me da por pensar...¿qué hago yo hinchando balones de fútbol dentro de mi coche? ¿Y que hago yendo al Barnés si voy vestido de calle y no estoy en condiciones de jugar ningún partido? En fin, mejor no darle más vueltas aunque, claro, cuando al llegar el conserje ("¡hombre, Paco!") se sorprende de que hubiera ido dos días antes a hacer la reserva para que los amigos jueguen y yo no, y cuando al entrar en la pista uno de los jugadores, un señor que calza ya 33 años, me diga, y con razón, que parezco el padre de todos ellos, acaban viniéndome muchas preguntas a la cabeza.

Claro que luego veo a esos "mataos" de siempre, que siguen preparando sus músculos con unos calentamientos de risa, tardando 3 horas en confeccionar los equipos (dando una vez más significado a la palabra despelote), y además mostrándose incapaces de coordinarse hasta para pagarme la pista, y acabo entendiendo por qué estoy aquí... porque hay cosas que nunca cambian. Así que al final ni siquiera la leve lluvia evita que me acabe quedando a ver todo el partido, y que ahora esté aquí escribiendo esta crónica que fue tan solicitada en el post-partido.

Y el caso es que el encuentro por sí solo la merecería, porque sorprendéntemente no sé notaron los 4 o 5 meses de inactividad de la mayoría de jugadores. A nadie le habría sorprendido revivir escenas cómo las de aquellos partidos de verano con jugadores "frescos" que acababan acalambrados, deshidratados, y hasta echando la pota, pero no. Todos aguantaron bien e incluso el encuentro fue ganando en intensidad con el paso de los minutos. Porque tras una primera parte igualada, los del equipo con nombre japonés (si alguien no ha pillado lo de los nombres que deje un comentario) vieron con satisfacción cómo su juego combinativo les daba 3 goles de ventaja (5-2). Sin embargo un equipo capitaneado por "no-preocuparos" Nico, no se rinde nunca y las entradas de sus compañero-cuchillos en una mantequillosa y adelantada defensa japonesa les proporcionó 5 goles y la tranquilidad de verse con la victoria en la mano (5-7) ya cerca del final. No parecía probable la remontada, y paradójicamente menos aún cuando los oscuros se acercaron a un gol, ya que esto les puso tan acelerados que su juego empeoró, aunque por suerte para ellos cuando la bocina sonó apenas charlaban en la banda dos jugadores de la siguiente hora. Ese tiempo extra hasta que fueron desalojados fue oro para ellos, ya que les dio tiempo a empatar, a convertir a Alberto en porterazo, y a marcar el gol que sería de la victoria (8-7), y que en la última jugada sería acompañado por otro más de Javi (9-7)

Pero lo más importante es que al fin nos hemos vuelto a ver las caras, que ya sabemos cómo NO hay que organizar el próximo partido, y que tenemos pista para el próximo Viernes a las 8 de la tarde, porque a las 9, como ocurrió durante todo el curso pasado, las pistas están reservadas. Así que, cuando ves a Felipe y Nico montarse en tu coche, y a éste último preguntar una vez más, y como hizo durante todo el año anterior, si es que no había pista para las 9, no puedes sino sonreirte y pensar que hay cosas que nunca cambian...