V SuperDuelo. Partido 8

Circo Aragonés se regala una merecida victoria en la noche de Reyes.

Las cuentas estaban claras. Ganar o ganar, no valía otra cosa. Cualquier otro resultado en el partido 8 del V SuperDuelo obligaba a los circenses a despedirse una vez más de un título que solo los más viejos del lugar recuerdan haber ganado. La idea de empezar a dedicarse unicamente a la Playstation (¿para cuando un globulinos vs circenses en el PES?) rondaba la cabeza de más de un aragonesista. Todo lo contrario ocurría en la sede de Glóbulos Rojos, equipo que parecía más concentrado en la fiesta de celebración (estaban en conversaciones con un experto en fiestas como Laporta) que en el encuentro, y quizá por ello cuando se quisieron dar cuenta ya tenían un 0-3 en contra. Ni siquiera Peri desde Madrid podría haber diseñado un mejor inicio de partido para sus compañeros, que además de salir absolutamente concentrados tuvieron la suerte de convertir sus 3 primeras llegadas en tantos, a pesar de tener un buen portero enfrente.

Con estos goles los circenses alcanzaron el éxtasis futbolístico, ese momento en que todo parece salir fácil y en que ni siquiera la siempre efectiva presión roja parecía hacerles daño. De hecho el 1-3 no supuso un punto de inflexión, sino más bién al contrario, ya que la orquesta aragonesista tomó de nuevo la batuta de los contraataques y apuntilló en tres ocasiones más a su rival (1-6). La estadística nos haría pensar que David (5 goles) estuvo impecable, lo cual es cierto, pero no sería justo olvidar que Pablo estuvo genial como asistente, y que con un poco más de fortuna Felipe podría haber alcanzado en goles al Capitán Araña. De hecho hasta Fidel se permitió el lujo de redondear su impecable actuación con un gol.

Pero a todo esto el partido aún se encontraba en su ecuador, y todos sabemos que Ramón no tira la toalla ni cuando sale de la ducha. Así que aprovechando que la puntería circense no pasaba por sus mejores momentos, y lanzando rápidos contraataques cada vez que era posible, el equipo rojo consiguió justo lo que quería, que el partido se acelerará y se convirtiera en un toma y daca de una a otra portería. Se pasó entonces del 1-6 al 4-6 cuando aún quedaban varios minutos por delante. Circo Aragonés empezaba a ver como su barco se hundía y que con un solo gol más se situarían al borde del naufragio. Sin embargo imperó la cordura y la calma, y la suerte les correspondió con el gol de la tranquilidad, que además vino acompañado por el de la confirmación, y el de la sentencia (4-9). O al menos eso era lo que cualquiera hubiera pensado, ya que poco después sonaba la bocina y con tan poco tiempo por delante solo un milagro hubiera podido salvar a los globulinos. Sin embargo aún no habían apagado la luz, así que guiados por esa luz y por un capitán embargado de fé, los miembros de la secta ramoniana consiguieron batir a Fran en 3 ocasiones consecutivas.

El 7-9 hacía sonar las alarmas azules y blasfemar a un guardameta que no entendía como ese partido que hacía nada veía ganado podía durar tanto. Mientras seguía su particular lucha para saber cuando se iba a acabar su suplicio, sus compañeros le dieron la alegría de marcar el 7-10. Aún así el padre Ramón continuaba rezando para que la luz siguiera más tiempo encendida, ya que estaba dispuesto a aprovechar hasta el último segundo, especialmente después de que Huberto robara un balón y acercara de nuevo el título a dos goles (8-10). Por desgracia para él, las luces se apagaron poco después, momento en el que al fin pudieron respirar y disfrutar los circenses, especialmente su guardameta, que en esos momentos se encontraba jurando en arameo y a un paso de echar espuma por la boca. Si el descuento en vez de 10 minutos llega a durar más, aquello hubiera parecido El Exorcista...

Incidencias.

Partido disputado el 5 de Enero de 2009 a las 21:00 horas en la pista 12 del Barnés. De un desierto Barnés, habría que decir, ya que ni antes, ni durante, ni después, hubo ningún tipo de actividad futbolística, y todas las luces permanecieron apagadas excepto la de la pista 12, que fue finalmente en la que se jugó a pesar de que era la 11 la reservada. Fue lo más parecido a un partido a puerta cerrada, y tanto lo fue que a la hora de pagar la pista tampoco había nadie a quien darle el dinero. La conserje no aparecía y poco a poco los jugadores fueron saliendo del recinto hasta llegar a la puerta, momento en que Ramón, el depositario, tras plantear sin éxito hacer un sinpa, dijo que ya estaba bien de esperar y que se iba. Y así se quedaron Fran, con el dinero, y el resto de sus compañeros circenses a esperar a que apareciera la conserje, lo cual ocurrió apenas unos minutos después. Fran se acerco a pagar y lo que ocurrió después solo lo saben sus compañeros de Circo Aragonés, pero el dinero no llegó a su destino. Continuará...