VIII Trofeo McDonalds. Partido 6
A Los Pimentones les cerraron las cortinas.
"Se le apagó la luz, tembló, le cerraron las cortinas". Así decía la letra de ese humorista (llamar a su disco "La música no se toca" es una coña, ¿no?) conocido como Alejandro Sanz, que ya en alguna ocasión ha sido utilizada para relatar esos partidos, como este sexto del VII Trofeo McDonalds, en que uno de los equipos, en este caso el rojo, se empeña en demostrar que sus componentes hicieron bien en seguir estudiando, porque como goleadores de ElPozo no se iban a ganar la vida.Y hablando de pozos, tampoco hay que dejar que se vayan de rositas unos prepago que parece que empezaron a jugar desde el fondo de un pozo sin fondo, valga la paradoja. Su disposición en formación 1-3 y su facilidad para fallar pases eran una tentación para el contraataque, y por si fuera poco el bastión defensivo, Fidel, se transmutaba en socorrista tóxica (la liaba parda) justo cuando no había nadie en la portería.
Ese regalo a Ramón, unido a los tantos de Nico y Alberto, debería haber dado tranquilidad a Los Pimentones (3-1) pero, quién sabe si por relajación, o por contagio, el caso es que los rojos también sacaron la guitarra justo cuando Los Prepago se estaban poniendo las pilas. Perder balones ante Carlos II y David es muy peligroso, y debió de quedarles bastante claro a los de Ramón tras ver como el marcador se había volteado por completo en pocos minutos (3-5)
Los rojos sabían que la alineación de Los Prepago no era la más indicada para conservar un resultado, y que manteniendo la portería a cero tendrían sus oportunidades. ¡Lo que no pudieron imaginar es que fueran tantas! Y es que lo que acontecería hasta la finalización del partido sería una serie de unos contra uno, dos contra uno, tres contra uno, dos contra el portero, tiros sin portero, balones a los postes...todas las combinaciones imaginables. No se sabe si a Rompetechos, Hans Topo, y compañía se les apagaba la luz, o si fue Fran el que les cerraba las cortinas, pero no quedó un jugador pimentonero que no desperdiciara al menos un par de oportunidades claras. Cómo sería que al final los telefónicos, pese a acabar siendo empatados, se marcharon felices y llamando mantas a sus rivales por no haberles ganado...